Naciste en el Poble-sec y decidiste volver. ¿Qué es lo que más te enamora de tu barrio?
Volví al barrio a los 32 años, con nostalgia de sus calles, su gente, su arquitectura y su atmósfera. Aunque me fui a otro barrio con solo tres años, mis recuerdos de infancia los ubico aquí, en la calle Blesa, donde me reencontraba con mi familia andaluza y en esas tardes de domingo escuchando flamenco en casa de mis tíos. Vivo en un piso muy alto y cada final del día me regala una puesta de sol maravillosa e irrenunciable.
¿Cómo llegó el flamenco a tu vida?
Mi padre fue un inmigrante andaluz de los que llegaron a Cataluña en los años cincuenta y llevaba en su maleta discos de flamenco: Valderrama, el Pinto, Marchena… Esa fue la banda sonora de mi niñez y esa era la música que escuchaba cuando mis oídos estaban aún vírgenes y mis emociones también; por eso creo que el flamenco caló tan hondo en mí.
El 13 de noviembre actúas en la sala Barts para presentar ‘Tempo Rubato’. ¿Qué tendrá de especial
este concierto?
Los proyectos van cuajando y madurando contigo; por tanto, en cada interpretación del mismo repertorio, si
ha pasado un tiempo, hay nuevo contenido emocional y expresivo que es muy hermoso percibir y transmitir. Por
otro lado, este concierto en la sala Barts tiene el plus de contar con la presencia de Belén Maya, embajadora de la belleza y de la delicadeza en la danza flamenca.
En alguna ocasión has explicado que se trata del disco de tu vida. ¿Cómo ha sido su proceso de gestación?
Tempo Rubato ha visto nacer todos mis proyectos, porque su contenido son las canciones que he compuesto a lo largo de toda mi vida desde que empecé a componer. Al principio no pensé en publicar las canciones pero después pensé que sería muy hermoso que quedasen registradas en una especie de diario sonoro. A medida que las componía, las iba entregando a Joan Albert Amargós para que las vistiera con los instrumentos que yo siempre imaginé para ellas, y eso es exactamente lo que suena en Tempo Rubato. Jamás me puse un plazo de grabación ni de publicación del disco, lo ha construido y lo ha concluido la vida misma.
¿Qué quieres transmitir con este trabajo?
Solo pretendo que sea mi diario amoroso, como escribo en el libreto del disco: “Tempo Rubato es mi cardiograma. El trazado sonoro de mi registro vital y amoroso”. He querido contar en él cómo y cuánto he amado, y que quede constancia de ello cuando yo ya no esté.
Este proyecto se ha financiado gracias a una campaña de micromecenazgo. ¿Por qué decides recurrir a esta herramienta?
Hace mucho que llevo a cabo mis proyectos a través del micromecenazgo. Es una manera bonita de celebrar tu
libertad artística con quienes la valoran, la disfrutan y la secundan. Una forma de hacer partícipes directos de tu obra a las personas que son felices con lo que haces. El arte y el negocio son antagónicos. El arte no entiende de intereses. Y cuando, al hacer arte, te pones a pensar en los frutos y no en la siembra, ya no estás haciendo arte.
¿Qué es para ti la libertad?
Ser libre es ser dueño absoluto de tus actos. También lo son quienes venden su alma al diablo por un plato de lentejas. Lo que ocurre es que no todo el mundo está dispuesto a pagar el precio que hay que pagar por ser honesto, es una cuestión de prioridades. Yo no soy una persona ambiciosa de nada material, solo ambiciono tiempo, paz, rodearme de personas que estén a mi lado por quien soy y no hacer nunca nada que no haga por amor.
¿Cómo ves el momento actual de la industria musical?
La industria musical no está al servicio del arte, se mueve por intereses puramente económicos, por tanto, en
este momento es el peor enemigo que tiene el arte. Las discográficas se dedican a lanzar al estrellato a artistas de diseño que buscan únicamente alimentar su ego y su ambición. Así, ambos –artista y discográfica– se enriquecen juntos a costa de empobrecer el panorama artístico y maleducar al público, que cada vez tiene que hurgar más para encontrar propuestas con calidad y solidez.
¿A qué artistas del momento admiras? ¿Qué piensas de la nueva hornada de cantantes de flamenco que arrasan entre los jóvenes?
Hay buenos artistas flamencos, pero prácticamente todos están en la sombra. Todos los que pueden mantener vivo
y sano este arte son perfectos desconocidos para el gran público. Porque lo que es de verdad, no es manipulable, lo que no es manipulable no interesa a la industria, y lo que no interesa a la industria siempre permanece en la sombra. Vamos a pagar muy caro este consumo masivo de música basura que está enriqueciendo a las multinacionales, porque esos “productos discográficos” que el marketing impone al público a base de poder, es decir, de dinero, tienen copado el mercado. No hay espacio para nada más.
En estos momentos políticos que vivimos parece que ser artista y catalana implica tenerse que posicionar con respecto a la cuestión nacionalista. ¿Lo evitas?
Yo jamás evito posicionarme en ningún aspecto ni en ningún sentido. Soy un ser humano libre y con ideas propias y siempre manifiesto mis opiniones claramente, gusten o disgusten a quien sea. Una persona que no tiene sensibilidad ni valentía para reaccionar ante la injusticia, la manipulación y el abuso de poder, tampoco tiene sensibilidad ni valentía para hacer arte.
Háblanos de tus planes de futuro.
Mis proyectos son vivir y seguir creando, a mi forma, a mi ritmo, con la libertad que me permite ser feliz y hacer felices a quienes me escuchan. Ser fiel a mis principios, ese es mi compromiso con la vida y con el don que me fue concedido.
Fotografia: Isabel Camps