@pruna_ana / Una rubia despampanante que despierta las miradas de curiosidad de muchos nos espera en un bar del Paralelo para hablar sobre ella y sobre su profesión. Es Helena Kramer (Lisboa, 1975), quien durante siete años fue la gran estrella de la sala Bagdad, apareciendo en portadas de revistas, programas de televisión y llegando a estar entre las tres mejores actrices porno de España. Ahora, a sus inimaginables 42 años, sigue al pie del cañón, disfrutando y defendiendo una profesión que todavía despierta recelos en una sociedad demasiado cerrada para aceptar el mundo del sexo como algo sano y natural.
¿Tienes relación con el Paralelo y la zona?
Actualmente trabajo por aquí con Conrad Son (productor y director de cine porno) rodando películas. Además viví en el Paralelo durante 10 años.
Helena Kramer quan treballava al Bagdad
¿Cómo fueron tus inicios en el mundo del erotismo?
Yo no tenía ni 20 años y acababa de tener a mi hijo. Dio la casualidad de que una amiga que había conocido aquí me llevó de visita al Bagdad, para ver la experiencia y que conociera algo diferente. El mismo día Juani de Lucía –la propietaria del local y gran dama del porno español– me quiso enseñar cómo funcionaba todo y me preguntó si me interesaría entrar. Al día siguiente ya estaba ensayando y haciendo mi primer show, ¡nada menos que con Nacho Vidal! Antes no había hecho nada parecido, era muy cría y tenía mucho pudor, me daba mucha vergüenza y además acababa de parir.
¿Cómo se lo tomó tu marido?
Le gustó la idea. No deja de ser un trabajo aunque la gente tiene muchos prejuicios sobre todo con la mujer. Si lo hace el hombre es muy macho pero si lo hace la mujer la cosa cambia. De todos modos nunca me ha importado mucho la opinión de la gente. Hago un trabajo que me encanta y lo hago de manera honrada, no robo ni hago daño a nadie.
¿Cómo recuerdas esa época en el Bagdad?
Desde ese día que empecé estuve trabajando allí durante 7 años. Recuerdo que había mucha gente en aquella época. También hice mi primer festival en el Poble Espanyol. Yo era muy niña y alucinaba con todo, había miles de cámaras y era todo enorme, con muchos lujos, gente de América…
Entonces se hacía mucho dinero…
Muchísimo. Ni comparación con lo que se hace ahora. Internet, que va bien para muchas cosas, ha devaluado el mundo del porno. Antes la gente iba al sex shop y compraba una película y ahora por internet lo tienes gratis. Pero la culpa también es nuestra porque si coges a cualquier precio el trabajo que te dan, llega un punto en qué los productores, las despedidas… te pagan 4 duros, porque hay alguien que sí lo hará más barato.
¿Cuáles fueron los siguientes pasos en tu carrera después del Bagdad?
Mientras estaba en el Bagdad también hacía grabaciones de cine porno. Luego estuve un tiempo apartada del mundo del porno, dedicándome sólo a las despedidas de soltero. En Bagdad trabajaba de lunes a domingo, hacía también shows para web cams… Eran muchas horas de trabajar de noche. Y ahora, de la mano de Conrad, he decidido volver a empezar con tema de rodajes, festivales… Me lo propuso y me dije ¿Por qué no? ¡Todavía me siento joven!
¿Trabajar con tu cuerpo significa que tu trabajo tiene una fecha de caducidad más temprana?
Lo que está claro es que tienes que cuidarte más porque trabajas con tu físico y si no tienes buen físico nadie te va a llamar, pero no me preocupa especialmente, a mi me está llamando muchísima gente desde que estoy con Conrad y conozco mujeres de cincuenta y pico que están trabajando.
L’actriu a la presentació del Festival Eròtica.cat
¿Es compatible la vida familiar con tu trabajo?
Tienes que llevar este trabajo como algo natural. Pero por los horarios y la dedicación que supone siempre tienes que tener a alguien que te ayude, sobre todo si tienes hijos pequeños. Mi hijo nació ya sabiendo lo que hago y nunca ha sido un problema, aunque ahora es adolescente y tiene que soportar muchas bromas de sus amigos…
¿Crees que tu profesión te convierte en esclava de tu cuerpo?
No mucho. Tienes que ponerte tus cremas e ir un poco al gimnasio pero no es como las modelos, no tienes que tener una talla 36 para trabajar.
¿La gente tiene suficiente información sobre el sexo?
No, ni mucho menos. El mundo del sexo todavía es un tabú para mucha gente, sobre todo para las mujeres. Estuve trabajando en un sex shop y las mujeres entraban siempre con pudor. Siempre me decían que lo que compraban era para regalar a una amiga… El hombre es diferente en ese aspecto. Pero a las mujeres todavía nos incomodan muchas cosas que en el siglo XXI no tendría que ser así.
A través de festivales como el que recientemente habéis hecho en el Poble-sec intentáis romper estos tabús.
Sí, lo hacemos a través de charlas, talleres sobre varios temas relacionados con el sexo, las enfermedades… Un poco de divulgación para que la gente esté más informada y se abra más al mundo, también para que entiendan más la profesión. Aunque los que más van a festivales o a shows eróticos son los hombres. En Bagdad las mujeres que van, a veces se tapan los ojos cuando ven a las parejas. Y es curioso porque las generaciones jóvenes también tienen mucho pudor.
¿Existe el porno feminista? Yo creo que se puede ser feminista y dedicarte al porno. Lo que falta son películas más especializadas para el público femenino, porque siempre vendemos lo mismo. Falta un tipo de cine porno más romántico, menos explícito. A las mujeres nos gusta más eso.