@pruna_ana / La Calle Riereta, en pleno Raval, acoge –en un local antes ocupado por un sindicato– la pequeña pero coqueta sala Fènix. A Felipe Cabezas, su director artístico, le gusta definirla como ‘La alternativa de la alternativa’. Felipe (Viña del mar, Chile, 1979) abrió la sala con su mujer hace 3 años y medio y hoy se ocupa de ofrecer una programación de calidad basada en el teatro visual. También es actor y director y hasta el 30 de octubre protagoniza Bruto, inspirada en Julio Cesar de Shakespeare. Hoy nos cuenta su historia y de la de este espacio cultural tan especial.
¿Por qué viniste a Barcelona?
En Chile había hecho cuatro años de teatro duro, clásico, la mili del teatro. Tenía 22 años y ganas de viajar. Me vine a estudiar a Barcelona, a la escuela de teatro de Berty Tovías, una escuela especializada en teatro visual: de máscaras, pantomima, teatro gestual… En principio venía para dos años pero me enamoré de Barcelona. Yo vengo de un Chile post-dictadura que estaba creciendo y se estaba poniendo muy yanqui y con malos modales. Aquí encontré la cultura mediterránea, la gente muy abierta y muy tolerante.
¿Y cómo pasas a regentar esta sala?
Hace tres años y medio alquilamos este local mi mujer y yo, con dos socios más al principio, hicimos las obras y abrimos. Yo tenía la idea de hacer sala de teatro y también de exposiciones y organizar talleres, cursos… Lo de los talleres lo hicimos al principio pero da pocos beneficios y ahora lo tengo un poco apartado. Llevar una sala da mucha faena y ahora mismo estoy algo saturado de emprendimiento.
Cabezas en una escena de Bruto / Toni Pie Balaguer
Cómo definirías la esencia de la sala Fènix?
La Fènix es un teatro de proximidad, íntimo, que está ligado al teatro del artificio, de lo visual. No programamos naturalismo ni comedias realistas. Lo que está ligado con la palabra tiene una fuerte base visual. Pero el grueso de la programación está ligado a la máscara, a las marionetas para adultos. También tenemos programación de teatro familiar, que gusta a todos. En noviembre comienza el ciclo de marionetas y tendremos cuatro espectáculos extraordinarios. Es una recopilación de cosas que ya hemos programado en los primeros años y han fascinado.
Vuestro eslogan es ‘La alternativa de la alternativa’. ¿Qué significa?
El eslogan no es casual. Hemos identificado el teatro oficial: el teatro público y el teatro comercial. Con los datos de ADETCA en la mano vemos que el teatro en Cataluña es prioritariamente en catalán, hecho por catalanes que casi todos salen del Institut del Teatre. Luego están las alternativas oficiales a esto, como la sala Hiroshima o l’Antic Teatre. Cuando la gente busca algo alternativo va a esos teatros. Nosotros nos encontramos con que estábamos en un limbo, que no éramos ni teatro oficial ni alternativo porque nunca hemos sido muy modernos y no somos un teatro de vanguardia ni experimental. Estábamos en medio, por eso somos la alternativa de ésa alternativa. Puede sonar pretencioso pero nos define bastante bien.
¿Cuál es el secreto del éxito de la sala?
El público está respondiendo bastante bien. Creemos que la comunicación está funcionando bien y lo que también nos está dando resultados es que hemos programado siempre cosas que nos gustan y nos representan. De todo lo que hacemos estamos orgullosos. Yo prefiero tener la sala vacía con algo digno y de calidad que llenar la sala con algo que creo que no tiene valor, porque me siento mal yo. La gente que ha venido sabe lo que va a encontrar.
También sois sala de exposiciones ¿Cómo decidís la programación de las ‘expos’?
Las exposiciones van en consonancia a la programación de la sala. De manera que predispone mentalmente y espiritualmente a la persona antes de entrar. En noviembre, cuando comience el ciclo de marionetas, tendremos una exposición de mujeres marionetistas de Cataluña.
La localización de la sala, en pleno Raval, ¿puede echar para atrás al público?
Quizás a cierto tipo de público pero la mayoría de los teatros están en el Raval. No es en sí por el barrio, pero sí que es verdad que la calle está poco transitada. Este factor modifica el público pero no lo espanta. Aquí viene mucha gente joven, de unos treinta años.
El director de la sala Fénix / Toni Pie Balaguer
¿Cómo funcionáis a nivel de financiamiento?
Vendemos entradas online, en taquilla y a través de plataformas de venta como Atrápalo. Los precios rondan los 16€, es más económico porque también tiene menos comodidades que otros teatros más grandes. También hacemos descuentos sobre todo para el público joven. Tuvimos una idea de micro mecenazgo en qué los socios de la sala pueden obtener un carnet de amigos, para conseguir descuentos. Tenemos también unas subvenciones del Ayuntamiento y ayudas de la Generalitat para algunos proyectos en concreto. La sala no tiene deudas y mi familia puede vivir de esto.
A nivel interpretativo, ¿qué papeles te han satisfecho más durante tu carrera?
El que más me ha marcado es uno que ya llevo ocho años haciendo: La última noche del capitano. En Barcelona mucha gente me conoce como El Capitano. Luego está Inferno, que ha ido mucho mejor, ha ganado un par de premios, me ha llevado de gira por muchos sitios… pero estimo más el Capitano
Un reciente estudio hablaba de la precariedad en el oficio de actor. ¿Qué opinas?
Me enfadó que el estudio decía que un porcentaje de los actores tenía que sobrevivir dando cursos de interpretación. ¿Dar clases no es ser actor? El actor se dedica al teatro en términos generales. Una persona de teatro es capaz de dar clases, dirigir un espectáculo, llevar una sala, interpretar… El teatro no es solo actuar.